5.16.2007

me coseré a tu ropa.me amarraré a las agujetas de tus zapatos.aprenderé a caminar al ritmo de tus pasos.trenzaré mi cabello con el tuyo.pasaré mis botones en tus ojales.haré que mis palabras aprendan a llenar tus silencios...no me iré de ti.no lo haré.

para abrilito.por la idea.

5.15.2007

una trepadora

que no lo hace precisamente para encontrar una mejor posición...

un beso, una vez

Estabas al teléfono, en la calle
me viste y esperé quieta
a que colgaras
cuatro hormigas recorrían mis manos
dejando cada una puntual
una cosquilla

me tomaste de la mano
y quitaste de ella un peso blanco
saltamos de la vía al canal
sin soltarnos o mirarnos

bajo una bondadosa luz pública
te acercaste de frente
mi cuerpo rígido
tu contacto húmedo, mis palabras
que callaron impedidas por tu boca

luego arrebaté la bolsa blanca
y por eso me acordé
esta crema de ahora es blanca
la revuelvo mientras veo tus ojos
que aún me gustan
asomándose tras el trago de café

vuelvo a sentir tus labios apretados
a los míos
mis pasos sobre la grava
alejándose rápido
y mi madre fija en la ventana
diciendo
¿fue eso un beso?
Yo todavía no lo sé…

(a gabi, porque es de él)

5.14.2007

me gusta que no seas completamente suave, hurgar entre tu barba y encontrar ese espacio vacío, donde solo cabe la huella de mi dedo, que se detiene por un instante y luego sigue… mientras tus dedos me saben a risa, a pequeño escalofrío que recorre desde el punto de contacto hasta mi mano, que ahora ha dejado de buscar y se decide a encontrar la tuya. un dedo mío y uno tuyo, un movimiento tuyo y mi respuesta, te atrapo y detengo por un momento, al explorador de cinco dedos que se aferra a cada corriente de aire que exhalas, y mi cabeza se acomoda en tu pecho de madera, inestable, áspero, y mi cuerpo entero se contrae para guardar ese aroma que solo hoy tendrás, olvidaré que es falso, que ese no eres tú.

5.12.2007

el mejor de mis mejores fotógrafos


öguz: pero no le gusta la g
Tengo un momento
Justo ahora
Y por casualidad, aquí,
Podría envolverlo
Envíartelo
Para que lo descubras
En una fecha especial
Digamos,
Tu cumpleaños,
Aunque siendo realistas
Creo que te llegará por navidad.

Es un paquete pequeñito
Que no promete
Como mi cariño
Más de lo que puede ser
Deja muy claro
Su peso y condición
No es urgente o perecedero
Simplemente
Es, lo que es
Hoy.

Más, cuando abras la caja
Se podrán escapar
Dos o tres besos
De modo que
No los recuperarás ya.
Los abrazos,
Por naturaleza más lentos
Y duraderos
Permanecerán agazapados
Hasta que decidas usarlos.
Pero las palabras, esas
Llegarán apenas
como susurros
borrosos,
incomprensibles.

Demasiados son ya
Los detalles a cuidar,
Lo que has de saber y,
Esto ya se me escapa,
empieza a diluirse
entre las manos,
es apenas un ratito
podría perderlo por completo.

Ven,
Que te lo daré,
Ahora,
Sin esperanzas mayores
o discusiones a futuro.
Nunca he confiado
En la eficacia
De los servicios de mensajería

a contraluz


Mira, hay aquí una ventana, nunca he resistido estar tan cerca de una y no asomarme. Se va deslizando lentamente un rostro de mujer y bajo un movimiento de pestañas aparecen unos enormes ojos, parece que despiertan dos soles oscuros y confusos, que no saben donde están. Sonríe al mirarme, luego hace gestos graciosos y no puedo más que sonreír yo también. Levanta su mano y la acerca lentamente hacia mí, pone su dedo índice sobre el vidrio y yo hago lo mismo inmediatamente después, siento el frío del contacto con la superficie, y puedo sentir la distancia que media entre ella y yo.

Comienza a hablar en voz baja, lentamente, diciendo que le gustan mis manos cuando crean, cuando hacen, aunque a veces ni siquiera crea en lo que hacen, y sin embargo se sumergen donde pueden, y acarician lo que atravesar no. Continúa hablando cada vez más rápido, que sus manos le sirven para encontrar certezas escondidas detrás de las figuras que solo puede ver; que cada vez que sale mira al cielo, lo cual ocasiona a menudo tropiezos con muchas cosas que no suelen estar tan arriba. Se ríe un poco de ella misma, dice que le gusta tanto como llorar, incluso llora luego de reír, sus ojos empiezan a verse profundos y húmedos. Creo que puede notar el desconcierto en mi cara, y dice no importa, que solo llora para destapar conductos y caminos, o cuando los patinadores han caído al hielo.

Parece que me ha tomado confianza, y me cuenta que cuando pequeña descubrió que los sonidos salidos de su boca podían convertirse en palabras, se enamoró; ahora se dedica a sacarlas de todos esos lugares en donde pueden encontrarse agazapadas esperando. Las saca de las plumas y los crayones, las descubre todas juntas, en un montón de hojas apiladas y las lleva siempre en bolsas y maletas; las deja cerca de su cama y en el baño, junto a la comida o en el piso, y cada vez que vuelve a encontrarlas no puede resistir dar vuelta a las hojas, una y luego otra, buscando esos signos en negro, con rítmicos espacios. Los reconoce uno a uno, los recorre con sus dedos, o se acerca a su aroma, al tacto de los fuertes golpes de impresión… y haciendo esto se le va un poco la vida.

De repente se queda seria, su cuerpo parece encogerse y yo, instintivamente sigo su movimiento para quedar a la altura de su cara, pienso que tengo frío y ella lo dice. Necesita al sol, porque no solo las plantas hacen fotosíntesis, afirma, y es tanta la seguridad que empiezo a disculparme por no poder ayudarle en eso, no puedo traerte el sol, no hay ninguno cerca, y no lo habrá hasta mañana que vuelva. Miro alrededor, la noche pinta de negro todo lo demás, cuando vuelvo la mirada a la ventana, ya no la distingo, me acerco un poco y nada, un poco más y mi nariz ha tocado el vidrio, espera un momento… esto es un espejo.