me hundo en el abismo, si tu lo ordenas
me dejo llevar en los soporíferos brazos
si no duele, si no se siente
adormeciendo, sofocando
perdiendo, uno a uno
todos los amaneceres sin venir
pero hay ciertas cosas que callas
mientras conduces río abajo
mi humanidad diluida
me miras
clavas los inquietantes ojos tuyos
y me siembras una duda
no dices, por ejemplo
que ya no habré de tocar
ni su piel, ni la mía
apagarás para siempre
la lámpara blanca
y todas sus posibles reminiscencias
tampoco me has dicho
que no veré más otros ojos
cuando abra los míos
que el sol sale hasta entonces
dice la madre
quién encenderá entonces, el sol para ella
lo he decidido
si las olas
dejarán de llegar a la orilla
llevándose entre su sal
mis cosquillas granuladas
si el azul enorme
se limpiará de basuritas negras
cada tarde
ya no quiero escucharte
calla, cállate
deja de pedirlo
párate ahora
déjame aquí
que me aterra la sola idea
de volver a dudarlo.
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